Luego de estar caminando, no sé cuánto tiempo, sin darme cuenta me había perdido, no sabía dónde estaba y sentí miedo e inseguridad, no sabía qué sendero tomar. Comencé a correr para un lado y para el otro, caí en un charco de barro y rompí el pantalón. Moviéndome como podía, no encontraba la salida, estaba completamente desesperado, no había ni una luz cerca.
Cada vez sentí más miedo y comencé a llorar. Ya todo sucio y nervioso vi una luz brillante, al acercarme me di cuenta que era la casa, la misma que me había visto partir. Entré, subí al baño, volví a la habitación y pude finalmente descansar.
En muchas ocasiones nos sentimos perdidos y siempre buscamos "la luz". Ella siempre está más cerca de lo que uno cree o de lo que en la oscuridad podemos imaginar...
Como la historia del el hijo prodigo, encontró la luz de vuelta a su casa.
2 comentarios:
groso
buenaaaa joseph seguí escribiendooo, besote
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