Entrando a mi imaginación decidí empezar a dibujarla y a pintarla con líneas, círculos imaginándome que abría detrás de esa pared. Que desde un principio me atrapo. Al principio era mamarracho, pero cada vez que lo llenaba de cosas. Esas líneas y círculos, que más parecía que lo dibujaba un niño de dos años, empezaron a tomar formas en esa pared. Y dándome cuenta de eso seguía sin parar.
Cuando volvía a casa en lo único que pensaba era volver a esa pared para seguir pintando, entre la intriga de no saber que habría atrás de esa pared, y mi imaginación de lo que podría haber no podía parar.
Y así pasaron los días, semanas, meses hasta que al final me quede sin pared para pintar.
Sin darme cuenta había terminado, me aleje un poco, me senté enfrente, me relaje y mirando la pared me salio una sonrisa.
Lo que hay detrás de esa pared ya no esta en mi cabeza, ahora esta mas claro.
Al alcance de mis ojos.
¿Qué dibuje? No lo se. ¿Qué hay detrás de esa pared? Tampoco lo se.
Pero que es mejor jugar con la imaginación y dejar tus preguntas en otro lado.
